❌ No, no lo rapes

Todos los veranos se repite lo mismo:


“Hace calor… pobrecito, ¡con esa cantidad de pelo debe estar asfixiándose!”

Y acto seguido llamamos a la peluquería para que le dejen mondo y lirondo y sin un pelo en el cuerpo, menos en aquellas zonas en las que le queda “bonito”.

Tijera.

Máquina.

Rapado total.

Lo que parece una muestra de amor se convierte, sin querer, en una agresión.

En las redes sociales verás a perros y gatos que han sido rapados a cero en algunas partes de su cuerpo, si no en todas, y los graban porque les produce risa.

Déjame decirte una cosa: eso es una BARBARIDAD.

El pelaje no es solo pelo. Es protección.

No, no es como si nosotros llevásemos un abrigo de pieles. 

La capa de pelo de tu perro o gato no está ahí por capricho.
Actúa como un eficaz termorregulador natural:

  • Lo protege del calor y del frío

  • Lo aísla del sol y hace que no se queme.

  • Lo defiende del viento, los insectos y la humedad.

Cuando lo rapas, le quitas esa barrera de protección. Y se queda expuesto, vulnerable y desprotegido.

“Pero tiene calor…”

Sí. Como tú y como yo.
Pero no por el pelo, sino por el subpelo suelto, muerto, apelmazado… que nunca se retiró con un cepillado correcto.

Un manto sano permite que el aire circule entre el pelo y la piel, creando un efecto aislante natural.

No es el pelo lo que le da calor.
Es nuestra dejadez por no cepillarlo cuando lo necesita. 

Rapar no soluciona, empeora.

¿Por qué? Porque:

  • Estimula un crecimiento excesivo de subpelo.

  • Daña la textura, el color y la salud del pelo.

  • Aumenta los enredos cuando vuelve a crecer.

  • Y altera la capacidad del animal para regular su temperatura por sí mismo.


Se convierte en un círculo vicioso en el que rapamos para que no tenga calor, pero resulta que el subpelo que le crece está dañado y se enreda y ya no le protege bien ni autorregula la temperatura del animal, así que el perro o gato se muere de calor, así que volvemos a rapar, y así...

¿El resultado?
Un pelo cada vez más deteriorado y de peor calidad. Y tu perro o tu gato cada verano lo pasa peor, porque su manto ya no es capaz de regular su temperatura.

Si ya es malo rapar a un perro o un gato, ya tenga el pelo largo o corto, en el caso de estas razas es pecado mortal. Nunca debería raparse a razas como las:

  • Nórdicas (Husky, Malamute, Samoyedo...)

  • Chow-chows

  • Pastores

  • Golden Retrievers

  • Pastores Alemanes

  • Pomeranias

  • Setters

  • Pequinés

  • Y todo tipo de mestizos con subpelo denso.


Ni, por supuesto, a ningún gato, sea de la raza que sea.

Raparlos es dejarles sin defensa.
Y dañar algo que la naturaleza tardó miles de años en perfeccionar.

O sea, que  ¿nunca se puede rapar?

Sí, pero solo en casos médicos — y con criterio

Hay excepciones como infecciones cutáneas graves, tratamientos que haya que poner directamente sobre la piel o mantos tan enmarañados que ya causan dolor.
Pero aun en esos casos, el rapado debe ser parcial, localizado y temporal.

Y entonces… ¿Qué hago?

Lo que toca hacer siempre: Prevenir y cuidar. Estas dos acciones siempre nos salvarán de muchos problemas.

Tienes que:

✔️ Cepillar a tu animal con frecuencia (2-3 veces por semana). Sí, aunque tenga el pelo corto, cepíllale. Además, hay perros y gatos que hacen de ese momento su preferido.


✔️ Usar productos específicos para su tipo de pelo. Existen suavizantes en seco que podrás usar para ayudarte a desenredar los nudos (en caso de que los tuviera)


✔️ Consultar con un profesional que sepa cómo quitar el pelo muerto de tu perro o tu gato, o recortar sin rapar. Un buen peluquero, canino o felino, jamás te recomendará que lo rapes, a no ser que el animal se encuentre tan descuidado que ya no haya otra opción.


✔️ Y sobre todo: infórmate antes de actuar.



Pero hay más problemas

Tampoco podemos olvidarnos de otros problemas que trae el rapado:

  • Cuando les está saliendo el pelo, les pica. Mucho. Imagínate en zonas sensibles como la tripa…

  • Muchas veces, la máquina de pelar se calienta demasiado y les quema la piel. Eso es una tortura para ellos.

  • Zonas que nunca se han rozado entre sí directamente, ahora, por falta de pelo, lo hacen. Y se irritan y les duele. 

Proteger a tu compañero no siempre es hacer más. A veces, es saber cuándo no hacer.

Recuerda: cortar sí, rapar, no.





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